martes, 9 de junio de 2009

El siglo XIX: la mascota como individuo


A mediados del siglo XIX ocurrió un cambio importante en la manera en que se percibían las mascotas en su relación con sus dueños. La burguesía, poco a poco, y sobre todo en contextos urbanos, comenzó a pensar y a sentir a sus animalitos domésticos no sólo como una compañía o una ayuda en las tareas diarias, como juglares divertidos o muñecas mimosas, sino como individuos.
Esto implicó que el carácter, los sentimientos, las necesidades y las actitudes de las mascotas fuesen cada vez más tenidos en cuenta, analizados y discutidos en el ámbito del hogar y la familia. El perro de la dama y su lazo afectivo, así como la lealtad del viejo amigo canino en la ancianidad fueron imágenes comunes ya desde principios del 1800. Con la aparición de la fotografía, cada vez se hizo más frecuente ver el retrato del peludo mimado junto con los de los propios hijos.
Al mismo tiempo, la crueldad hacia los animales, sobre todo la crueldad pública, exhibida, comenzaron a ser cada vez peor vistos. Incluso en Buenos Aires los viajeros relatan que se comienza a criticar la práctica anual de matanza de perros callejeros o cimarrones que realizaban los presidiarios de la ciudad bajo la organización del propio Cabildo. Es en este contexto que durante la primera mitad del siglo XIX surgen en Inglaterra las primeras Sociedades Protectoras de Animales. Hacia mediados y fines del siglo XIX se expanden por toda Europa, en parte como resultado de esta nueva conciencia y percepción de las mascotas, y en parte debido al desarrollo de la veterinaria y a los descubrimientos de Pasteur.
Para principios del siglo XX, desde los discursos al menos, resulta indiscutible que la mascota urbana se volvió un miembro más de la familia. Afectivamente al menos las personas pasaron a depender de ellos al punto casi de transformarlos en los monarcas absolutos del hogar. A pesar de esta génesis de larga data de la relación afectiva entre mascotas y sus amos, estas actitudes no son, por lejos, las más habituales. Uno podría suponer que una historia de siglos de simbiosis entre los humanos y las múltiples especies que domesticaron debería habernos enseñado a ser más agradecidos para con ellos. Nuestra propuesta en esta sección es comenzar a desarrollar esa historia a fin de utilizarla como punto de partida para construir el futuro de nuestro vínculo con los animales domésticos.

Licenciada MARIA MARSCHOFF

1 comentario:

  1. Hola,
    Muy interesante! Me gustaría saber que nombres les ponían las familias del siglo xix a sus mascotas. ¿Sabes donde puedo encontrar esa información?
    Gracias,
    Karla

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